El dominio de los clubes apoyados por el PIF genera desigualdad en la liga de fútbol de Arabia, dejando al resto de los equipos en crisis deportiva y
El fútbol en Arabia Saudita atraviesa un momento de profunda división. Mientras que los clubes respaldados por el PIF (fondo soberano) incrementan sus plantillas con estrellas internacionales y jóvenes promesas, el resto de los equipos enfrenta una crisis deportiva y financiera sin precedentes.
Al Nassr, Al Hilal, Al Ahli y Al Itthad, junto con Al Ettifaq —este último apoyado indirectamente por la liga— continúan ampliando sus plantillas con inversiones millonarias. Por ejemplo, Al Ittihad cerró el mercado con la incorporación de Moussa Diaby desde el Aston Villa por 60 millones de euros.
En contraste, equipos como Al Wehda apenas cuentan con 14 jugadores para iniciar la temporada, evidenciando la creciente brecha entre los “ricos” y “pobres” de la competición.
La disparidad no solo se percibe en la calidad de los jugadores, sino también en la burocracia del Centro de Adquisición de Excelencia para Futbolistas. Mientras que los apoyados del PIF tienen vía libre para fichar grandes nombres internacionales, el resto enfrenta obstáculos significativos que limitan su capacidad de competir.
El verano pasado, Arabia Saudita acaparó los titulares del fútbol europeo con una inversión de 1.500 millones de euros en fichajes estelares. Cristiano Ronaldo, Laporte, Mané y Telles llegaron al Al Nassr; Neymar, Malcom, Rubén Neves y Bono al Al Hilal; Benzema, Kanté y Fabinho al Al Ittihad; y Mahrez, Firmino, Gabri Veiga y Kessie al Al Ahli.
Estos jugadores de élite elevan el nivel de los clubes respaldados por el PIF, dejando al resto con pocas herramientas para competir.
Solo Al Qadsiah, apoyado por Aramco, logra plantar cara mediante fichajes estratégicos como Aubameyang, Nacho y la joven promesa Equi Fernández. Otros equipos, como Al Shabab y Al Fateh, solo destacan por jugadores individuales como Yannick Carrasco y Denayer.
La situación ha generado críticas entre los aficionados, quienes consideran que el reparto de fondos de la Liga Profesional carece de profesionalismo y criterios claros. Mientras unos viven en la abundancia, el resto lucha por mantener competitividad y relevancia en la liga de fútbol de Arabia Saudita, marcando un cisma que podría redefinir el futuro de la competición.
