El nuevo ministro de Economía, Antoine Armand, advirtió que el déficit público de Francia se encuentra “entre los peores” de su historia reciente, subrayando la urgencia de tomar medidas para recuperar la estabilidad fiscal. 

En declaraciones a la radio France Inter, Armand señaló que, salvo contadas excepciones en épocas de crisis, el país no había enfrentado un desequilibrio presupuestario tan profundo. La Comisión Europea ya había iniciado en junio un procedimiento disciplinario contra Francia y otros seis países de la Unión Europea por superar el límite del 3% del PIB establecido en los tratados. 

Según cifras oficiales, el déficit se ubicó en 5,5% en 2023. El gobierno había previsto una mejora gradual, con una reducción al 5,1% en 2024 y 4,1% en 2025. Sin embargo, nuevos documentos enviados al Parlamento estiman que el desequilibrio podría ser aún mayor, alcanzando 5,6% este año y hasta 6,2% en 2025. 

El déficit también en lo político

Ante este escenario, el primer ministro Michel Barnier planteó la posibilidad de aumentar impuestos a “las grandes empresas” y a los sectores más acaudalados, como parte de un “esfuerzo nacional” destinado a restablecer las cuentas públicas. 

Desde el sector empresarial, el presidente de Medef, Patrick Martin, expresó apertura al diálogo, aunque pidió que cualquier gravamen sea limitado, específico y temporal, con vigencia exclusiva para 2025. 

El Ejecutivo presentará en octubre el presupuesto de 2025, en medio de la presión por equilibrar las cuentas y, al mismo tiempo, responder a la promesa de mejorar los servicios públicos. Armand, que reemplaza a Bruno Le Maire tras siete años en el cargo, encara así un desafío crucial para la segunda economía de la Unión Europea.