El director general de la Policía Federal de Brasil, Andrei Rodrigues, confirmó este jueves que las explosiones registradas la noche del miércoles frente al Tribunal Supremo y cerca de la Cámara de los Diputados en Brasilia están siendo investigadas como un posible “acto terrorista” perpetrado por un “atacante suicida”. 

Según Rodrigues, existen “indicios claros” de que el atentado fue planeado con antelación y vinculado a “grupos extremistas activos”. El atacante, aún no identificado, intentó ingresar con explosivos al Supremo, y al no lograrlo, detonó un artefacto frente al edificio.

Posteriormente, se produjo una segunda explosión en un automóvil estacionado en las inmediaciones, el cual contenía restos de explosivos y ladrillos en su interior. 

La explosión dejó el cuerpo del agresor mutilado en la Praça dos Três Poderes, epicentro institucional de la capital brasileña. Las fuerzas de seguridad acordonaron de inmediato la zona, que alberga la sede del Legislativo y el Palacio de Planalto, residencia oficial de la Presidencia de la República. 

Rodrigues subrayó que, además de tratarse como un acto terrorista, la Policía Federal ha recibido nuevas amenazas dirigidas al Supremo, lo que refuerza la hipótesis de que existen células organizadas detrás del ataque. “Necesitamos una respuesta firme y coordinada de las instituciones para frenar estos intentos de socavar la democracia brasileña”, enfatizó. 

Bolsonaro en contra de la justicia

El Supremo Tribunal Federal no es un blanco casual. Desde hace años, es uno de los principales objetivos de críticas y ataques por parte del expresidente Jair Bolsonaro y de sus seguidores.

El 8 de enero de 2023, la sede del Supremo, junto con el Congreso y el Palacio de Planalto, fue invadida por miles de bolsonaristas en un intento de golpe de Estado contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. 

El abogado general de la Unión, Jorge Messias, señaló que la investigación se llevará a cabo con “rigor y celeridad”, mientras que analistas advierten que este nuevo episodio expone la persistencia de grupos radicalizados vinculados al bolsonarismo. 

Aunque las autoridades no han confirmado aún la identidad del atacante ni sus vínculos directos, la sombra de los episodios violentos asociados al movimiento de Bolsonaro vuelve a situar a Brasil bajo alerta, en un contexto de alta polarización política y creciente preocupación internacional por la estabilidad democrática del país.