El gobierno de EE.UU describió los ataques aéreos lanzados contra los hutíes en Yemen el 15 de marzo como una acción destinada a disuadir a este grupo armado que controla parte del país y que atacaba barcos en el Mar Rojo.

Según los hutíes, los bombardeos provocaron 53 muertos y cerca de un centenar de heridos. 

Los hutíes comenzaron sus ataques en noviembre de 2023, en apoyo al grupo palestino Hamás en su conflicto con Israel, y desde entonces han impactado a decenas de barcos mercantes mediante misiles, drones y embarcaciones pequeñas.

Además del daño directo —dos barcos hundidos, uno secuestrado y cuatro tripulantes muertos—, estas acciones han afectado gravemente el tráfico por el Canal de Suez. 

Al igual que Hamás y la milicia libanesa Hezbolá, los hutíes reciben respaldo de Irán, país al que la Casa Blanca también quiso enviar un mensaje con la operación del 15 de marzo.

“Financiados por Irán, los matones hutíes han disparado misiles contra aviones estadounidenses y han apuntado a nuestras tropas y aliados”, escribió ese día el presidente Donald Trump en Truth Social. Añadió que la “piratería, la violencia y el terrorismo” de los hutíes habían costado “miles de millones” y puesto vidas en riesgo. 

Testigos de la operación

El periodista Jeffrey Goldberg, redactor jefe de The Atlantic, fue testigo de la operación desde una posición inusual: había sido invitado a un chat en Signal donde altos funcionarios de Estados Unidos, incluido el vicepresidente JD Vance, el secretario de Defensa Pete Hegseth y el asesor de Seguridad Nacional Mike Waltz, discutían los detalles de la acción.

Goldberg contó que inicialmente dudaba de la autenticidad del chat, pero siguió la conversación hasta que observó el desarrollo del ataque el 15 de marzo, mientras estaba en un supermercado. 

Tras los bombardeos, se informó que los ataques apuntaron a líderes hutíes y buscaban debilitar sus capacidades militares, incluyendo centros de entrenamiento, depósitos de armas y centros de comando de drones.

El director de operaciones del Estado Mayor Conjunto, teniente general Alexus G. Grynkewich, indicó que la operación era de precisión, orientada a restaurar la libertad de navegación y la disuasión estadounidense. 

El 16 de marzo se realizaron ataques adicionales sobre instalaciones de almacenamiento de armas y sistemas de detección, previamente utilizados para amenazar el transporte marítimo.

El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, explicó que los hutíes habían lanzado misiles y drones contra buques de guerra de Estados Unidos más de 170 veces y contra buques comerciales unas 145 veces desde 2003. 

La revelación de Goldberg sobre el chat generó polémica en Estados Unidos, no solo por la filtración, sino por el uso de Signal en lugar de canales de comunicación oficiales para operaciones militares sensibles. Mientras tanto, Donald Trump y la Casa Blanca mantuvieron que los ataques fueron un mensaje claro a Irán, mostrando que la amenaza a la navegación y a aliados estadounidenses no sería tolerada.