En un debate presidencial tenso y, en ocasiones, surrealista, Donald Trump se mostró enérgico y dominante frente a un Joe Biden errático y falto de reflejos, generando preocupación entre los demócratas sobre su salud y capacidad para liderar Estados Unidos en la próxima administración.  

Durante 90 minutos, ambos candidatos intercambiaron ataques personales y calificativos severos, calificándose mutuamente como “el peor presidente” de la historia.

Trump acusó a Biden de recibir dinero de China, destruir la economía y provocar la inflación, mientras Biden respondió llamando a Trump perdedor y llorón, comparando su moral con la de un “gato de callejón”. 

El debate se realizó en los estudios de CNN, con los candidatos ingresando por separado, sin saludos ni contacto previo. A diferencia de los tradicionales encuentros presidenciales, esta edición no estuvo organizada por la Comisión de Debates Presidenciales y siguió reglas estrictas acordadas por ambas campañas: dos minutos por intervención, un minuto de réplica, micrófonos silenciados para evitar interrupciones, sin audiencia y sin acceso a asesores o notas.

Este formato produjo un enfrentamiento más controlado, aunque menos espontáneo que en las elecciones de 2020. 

Más allá del cruce de palabras, la contienda por la narrativa posterior comenzó incluso antes de que concluyera el debate. Los demócratas enfrentaron un desafío complicado para minimizar la percepción de debilidad de Biden, y su equipo difundió que el presidente padecía un resfriado como medida de control de daños. La actuación del mandatario reavivó las especulaciones sobre si mantendría su candidatura o renunciaría. 

Datos curiosos de Trump y Biden

El debate presentó retos inusuales: ambos candidatos son los más longevos en la historia electoral de Estados Unidos, con Biden de 81 años y Trump de 78. La edad se convirtió en un desafío particular para Biden, cuya imagen de fragilidad se había reforzado con videos recientes de su visita al G7 en Europa.

Biden debía mostrar agudeza, reflejos y vigor durante el enfrentamiento de hora y media, pero nunca logró proyectar plena confianza frente a Trump. 

El contexto fue histórico: nunca un presidente debatió con un expresidente, nunca hubo un enfrentamiento tan temprano en la campaña, y ambos llegaban casi empatados en las encuestas. La contienda promete decidirse por márgenes estrechos, voto a voto, elevando la presión sobre los contendientes. 

El resultado del debate y la gestión posterior de la narrativa marcarán un punto clave en la carrera hacia la Casa Blanca.

La actuación de Trump reforzó su perfil como un rival agresivo y dominante, mientras que la de Biden generó dudas sobre su capacidad para liderar Estados Unidos y sostener la campaña presidencial.