El Gobierno argentino investiga si Rusia ha descubierto petróleo en una zona de la Antártida reclamada por Argentina, Chile y Gran Bretaña.

La información fue difundida por el canal de noticias de los BRICS, grupo al que el presidente Javier Milei rechazó unirse recientemente, tras un debate parlamentario en el Reino Unido donde se presentaron indicios del hallazgo. 

Según el canal, “Rusia descubre reservas de petróleo y gas en territorio antártico británico, con un valor estimado de 511 mil millones de barriles, equivalente al doble de las reservas de Arabia Saudita y diez veces la producción del Mar del Norte en los últimos años”. Moscú no ha confirmado oficialmente la noticia. 

Actualmente, la Antártida está protegida por el Tratado Antártico de 1959, que prohíbe la exploración y explotación de recursos naturales en el continente, asegurando que se utilice exclusivamente para fines pacíficos y evitando conflictos internacionales. 

El posible hallazgo ha generado alarma internacional, ya que se ubica en territorios que Argentina, Chile y Gran Bretaña reclaman como propios. Esto aumenta la relevancia estratégica de la región y reaviva tensiones históricas relacionadas con la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. 

Según medios internacionales, la investigación forma parte de estudios realizados por el buque Alexander Karpinsky, operado por Rosgeo, la empresa rusa encargada de explorar reservas minerales con fines comerciales. 

El viceministro de Asuntos Exteriores británico, David Rutley, afirmó ante la Cámara de los Comunes que confía en las declaraciones del gobierno ruso y asegura estar realizando únicamente investigaciones científicas: “Rusia ha reafirmado recientemente su compromiso con los elementos clave del Tratado Antártico”. 

Mientras tanto, Argentina analiza cómo responder ante esta posible violación del tratado y su impacto en la soberanía sobre la región.

El descubrimiento ruso podría redefinir la geopolítica de la Antártida y abrir un debate internacional sobre la explotación de sus recursos estratégicos, involucrando a Gran Bretaña, Chile y Argentina en un escenario de alta tensión global.