Ovacionado en el Parlamento israelí, Donald Trump celebró el fin de la guerra entre Israel y Palestina, mientras Hamás liberó a los últimos rehenes y se activó la
“Es el fin de una guerra, el fin de una era de terror y el comienzo de una de fe y esperanza”, declaró el presidente estadounidense Trump ante el Parlamento de Israel, en un discurso que fue recibido con una ovación de pie y marcó el inicio del alto al fuego en Gaza, tras 738 días de conflicto.
La liberación de veinte rehenes y el retorno de los primeros prisioneros palestinos fueron los primeros pasos del plan de paz impulsado por Washington.
Trump, visiblemente emocionado, aseguró que el acuerdo representa un “triunfo increíble para Israel y el mundo” y que llevará a Oriente Próximo hacia una “época dorada”. En tono directo, le dijo al primer ministro Benjamin Netanyahu que será recordado “por firmar la paz, no por seguir con el matar, matar, matar”
Durante su discurso, agradeció al enviado especial para Oriente Medio, Steve Witkoff, por su “capacidad para lograr acuerdos con rapidez”, mientras dos congresistas —Ayman Odeh y Ofer Cassif— interrumpieron con gritos y fueron expulsados del recinto.
Odeh, abogado árabe israelí y líder de la alianza Hadash, y Cassif, político de izquierda, se manifestaron contra el plan por considerar que “legitima la ocupación”.
Pese a los incidentes, Trump recibió elogios incluso desde la oposición israelí. El líder Yair Lapid lo calificó de “arquitecto de un cambio histórico” y llegó a sugerir que merece el Premio Nobel de la Paz.
El mandatario estadounidense afirmó que “la larga y dolorosa pesadilla ha terminado” tanto para israelíes como para palestinos, e instó a las partes a enfocarse en “el premio máximo de paz y prosperidad”.
El discurso coincidió con la primera fase del plan de paz de Washington, que contempla un alto al fuego total, la liberación de todos los rehenes y la creación de un gobierno de transición en Gaza, supervisado por una Comisión de Paz Internacional presidida por Trump y el ex primer ministro británico Tony Blair.
Según el acuerdo, Israel se compromete a no anexar Gaza ni Cisjordania y a no reanudar ataques en esas zonas, mientras que Hamás deberá rendirse y entregar las armas a cambio de amnistía.
El plan también prevé la destrucción de túneles, la desmilitarización del enclave y el despliegue de fuerzas internacionales para garantizar la estabilidad.
Durante su intervención, el mandatario destacó el papel de su yerno Jared Kushner, a quien definió como “el verdadero artífice” del acuerdo y recordó su rol en los Acuerdos de Abraham que normalizaron las relaciones entre Israel y Arabia Saudita. “No sabía que mi hija Ivanka se convertiría al judaísmo, pero al final fue una bendición”, bromeó Trump.
Kushner, exasesor principal en la Casa Blanca, fue clave en el diseño del plan de 21 puntos que busca instaurar un gobierno palestino neutral y una paz sostenible en la región. Sin embargo, su cercanía con Arabia Saudita —cuyo fondo soberano invirtió 2.000 millones de dólares en su empresa, Affinity Partners— ha generado críticas y sospechas de conflicto de interés.
La comunidad judía estadounidense está dividida: mientras los sectores moderados valoran el acuerdo como una oportunidad histórica, los más conservadores cuestionan la amnistía a excombatientes de Hamás.
Aun así, todos coinciden en que Israel logró debilitar al grupo extremista, que perdió más de 8.000 milicianos desde el inicio de la guerra.
En su cierre, Trump aseguró que la “paz duradera está más cerca que nunca” y prometió seguir involucrado en la supervisión del acuerdo: “Hoy comienza una era de fe y esperanza para Israel, Palestina y todo Oriente Medio. Es el amanecer de algo verdaderamente nuevo”.
