El derrumbe del internado islámico Al-Khoziny, en la regencia de Sidoarjo, provincia de Java Oriental, ha sumido a Indonesia en conmoción.

El lunes por la tarde, mientras los estudiantes realizaban sus rezos, la estructura de cuatro pisos cedió, dejando un saldo confirmado de al menos un fallecido y decenas de desaparecidos. 

Los equipos de rescate informaron que 99 personas lograron ser evacuadas, entre ellas ocho estudiantes extraídos de los escombros y 91 que consiguieron salir por sus propios medios.

Sin embargo, versiones de la prensa local sugieren que al menos 65 alumnos continúan atrapados bajo las ruinas, cifra aún no confirmada oficialmente. 

El colapso ocurrió a las 15:35 hora local (8:35 GMT), cuando el edificio albergaba a unos 100 estudiantes. Las autoridades no han precisado si la víctima fatal pertenecía al alumnado o al personal. 

Nanang Sigit, coordinador del operativo, señaló que los rescatistas trabajan en condiciones muy difíciles: “A pesar de la inestabilidad de los escombros, seguimos priorizando salvar vidas mientras garantizamos la seguridad del equipo”. 

Las primeras investigaciones apuntan a fallas estructurales como la causa del derrumbe. Según informaron las autoridades, el internado estaba sometido a obras en el cuarto piso y los cimientos no habrían soportado la carga adicional, provocando el colapso total desde la parte superior hasta la planta baja. 

Dos equipos especializados continúan removiendo escombros mientras familiares esperan noticias sobre los desaparecidos. La tragedia reabre el debate sobre los estándares de construcción en centros educativos en regiones vulnerables de Indonesia.